Hace más de dos décadas, gracias al compromiso y al esfuerzo de una mujer bibliotecaria, Teolinda Higueras, la Bibliolancha recorre mares, islas, soles y cielos convidando libros.
Un bello ejemplo de pedagogía andante que se sumerge en los mares chilotes.[1]
Durante el otoño de 1995, precisamente en el mes de mayo, Teolinda convidaba lecturas. Ante el desafío propuesto por la Dirección Nacional de Bibliotecas públicas del estado de Chile: “fomentar la lectura y llegar a todos”, viajó por tierra y mar para conocer en profundidad la comuna de Quemchi, en la sureña Región de los Lagos chilenos. Soñó y concretó en comunidad, porque “fomentar la lectura” es una obra conjunta, el proyecto Bibliolancha. En los primeros tiempos a bordo de diferentes embarcaciones de dependencias gubernamentales y desde hace unos de años, en una lancha propia de la agrupación social, cultural y comunitaria “Otilia Yañez”. Con estas palabras Teolinda describe a Otilia en quien se inspiró para atravesar las aguas brindando libros y lecturas: “Mujer de mar y de tierra , humilde recolectora a orilla ( marisquera), aprovechaba las mareas, ahumaba los mariscos, confeccionaba ponchos y choapinos [2].”.Mujer chilota precursora, que se atrevió a viajar contra vientos, mareas y mandatos, en una lancha velera ( destino siempre atribuido a los hombres) para ofrecer a los turistas del continente las obras de sus manos y de sus compañeras artesanas.
Con esta inmensa sumatoria de fuerzas, la Biblolancha ha recorrido las costas de la isla grande, pero también handado más vida a las islas Chauques [3] (Mechuque, Añihué, Voigue, Cheñiao, Butachauques, Tac y Aulín). Incluir en las hojas de ruta estas comarcas es ampliar los horizontes de una Biblioteca andante que no amura pero sí zarpa, ancla, fondea y vuelve a zarpar entre potentes mareas de claridades y opacidades.
“Dar de leer y llegar a todos a los pobladores” constituyó el primer objetivo, que con los años y las difíciles situaciones de la ruralidad, el aislamiento y las injusticias, pasó a ser un verdadero proyecto social y cultural. Un refugio ante la inmensidad, una compañía ante la soledad y un verdadero acto de justicia ante la inequidad.

Con diferentes propuestas la “Bibliolancha Felipe navegante” recorre y recorrió las islas a través de: Giras culturales, Encuentros de Circo-teatro,Club de lectores, Letras en movimiento, Cuentacuentos entre otras variadísimas actividades. Desde leer obras de un determinado escritor y luego recibirlo en terreno y dialogar sobre su vida y sus textos, ( más allá de las biografías que se puede encontrar en Internet), hasta promover la escritura (microrrelatos) de las “conversas” entre niños y abuelos, que pasan de familia en familia alrededor de los fogones campesinos y que muchas veces necesitan despojarse las cenizas de la desmemoria. Todas las acciones los desarrolla la Bibliolancha mientras navega en las aguas del asombro y la bienvenida pero también de las trabas burocráticas o la desidia gubernamental.
“Buscamos cambiar la rutina, buscamos romper el año redondo. Muchas veces el único contacto con el afuera es nulo, los niños ven a su familia y al maestro, pero …¿ que hay más allá del mar?!”
Y llega la Bibliolancha. Muchas veces, al recalar en la costa, el bibliotecario carga libros sobre su espalda, en una mochila y comienza a caminar. Recorre durante varias horas el islote para ir al encuentro de los pobladores y la escuela. Libros de historia, de huerta, de leyendas chilotas parecieran olear las preferencias. “Es lo que más les gusta conectarse con lo propio”, esgrime Teolinda muy emocionada. También comics y publicaciones narradas entre textos y trazos dibujados. Los libros quedan en los hogares hasta el próximo viaje-encuentro.
Además, con las escuelas también se realizan paseos. Entre el entusiasmo por la navegación y los cielos despejados se aborda la historia de la comuna, se destacan las iglesias patrimoniales, los palafitos, la aventura de la navegación chilota, “todos temas que los niños casi que ya no tienen la posibilidad de experimentar”. En algún lugar de la lancha se produce la mágica escena de lectura personal y comunitaria, en el vaivén del oleaje que acuna tiempos imaginables, mundos imposibles, personajes míticos y especialmente disfrute. Viajar leyendo o leer viajando.
El escritor Francisco Coloane[4] (1910 Quemchi, 2002 Santiago de Chile), describió a Quemchi como la comuna de los mil paisajes. En una de las “Giras culturales” Teolinda y su equipo de la Bibliolancha trabajaron, con los profesores y los niños, diversas obras del escritor, mientras se preparaban para una gran travesía: llegar a Santiago de Chile, a la casa del escritor en el continente y recorrer el camino de los poetas: Valparaíso, Isla Negra, también los museos y las bibliotecas.
En la “Escuela de artes y oficios de Quemchi” fundada, también, por la agrupación Otilia Yañez, se guardan libros escritos, que constituyen el patrimonio de la Bibliolancha (a fin de cuidarlos de la salinidad y la humedad) y otros libros , aún no escritos, intangibles, aquellos que rescatan el “saber hacer”, como otra forma de “leer” la cultura ancestral del archipiélago: hilar vellones y leer, madejar y leer, mariscar y leer, cosechar papas y leer, cocinar curanto y leer, tejer cestos de junquillos y leer, construir almudes[5] y leer.
[1] Chiloé es el principal archipiélago ubicado al sur de Chile, bañado por el océano Pacífico, cuenta con una superficie de 9181 KM 2 y una longitud de sur a norte de 130km . Su población es aproximadamente de 168.185 habitantes. comprende una isla principal y un gran número de islas e islotes.
[2] Manta rústica, alfombrilla.
[3] Las seis islas Chauques ubicadas al noreste de la isla grande se encuentran al sur del golfo de Ancud.
[4] Sólo por mencionar algunas de sus obras: El camino de las ballenas ( 1962), Tierra del Fuego ( 1963), Velero anclado (1995), Naufragios y rescates (2002).
[5] Almud Antigua medida de capacidad para áridos cuyo valor oscilaba entre 4,5 y 11 litros según el lugar y la época utilizado por las mujeres chilotas para guardar papas.

Patricia Guijarrubia
Soy docente de escuelas normales (donde se forman los futuros docentes). Coordino en Buenos Aires un Proyecto educativo denominado Aulas a Cielo Abierto. Escribo sobre paseos pedagógicos en revistas educativas. Viaje a Chiloé hace un año quedé enamorada. Pude conocer a Francisco en Quemchi y me prometí escribir la experiencia de la Bibliolancha y las mingas. Hace unos días tuve la oportunidad de dialogar con Teolinda. Y escribí la «Postal». La misma será parte de un libro sobre Pedagogías Andantes, que esta en proceso. Pero las palabras cobraron vida propia en estos días donde Teolinda ganó el tan merecido premio, no podian esperar! Urge mostrar estos ejemplos de mujeres tan comprometidas.